CUANDO LA SIFILIS ATACA EL CEREBRO
Aquel hombre de 28, años dicen que se fue a Madrid hace más de sesenta y cinco años, a pasar unos días con su familia, y se ve que alguna mañana se marchó a buscar diversión, creo que fue por La Calle Mesón de Paredes, donde este hombre de la Profunda Castilla, conoció a una mujer de la vida difícil, y se entendió con ella, pronto este hombre volvió a su tierra, y aunque era labrador autónomo, no entendía su problema, parece ser que la sífilis le atacaba, y sobre su piel le salieron como granos rojos y grandes, no queriendo visitar al médico de su población, y pronto empezó aquel verano a estar un poco despistado, andaba sin camisa por las calles, no hablaba a nadie, su casa donde vivía con sus padres debió de ser un infierno, y los padres tuvieron miedo de aquel hijo que termino en el manicomio de Valladolid. Los jovenes del pueblo preguntaban el por qué de aquella situación, nadie quería hablar, un día un amigo de este hombre contaba, que su enfermedad era la sífilis, que por desgracia la cogió en Madrid estando de vacaciones. Este hombre se le fue olvidando, pero los jovenes de entonces supimos de las diversiones fatales, y de enfermedades raras que tienen algunas mujeres o quizá hombres que no se pusieron en cura a tiempo, En mi servicio militar en Valladolid, conocí otro caso igual o parecido, yo pude hablar con el joven aquel, que no fue al médico, y termino un día que hacia guardia en una garita, dejando el fusil abandonado y marchándose a su domicilio de Valladolid capital, esa mañana era domingo, pero nos levantaron temprano, para saber quién era el desertor de la guardia. Pronto se corrió la noticia por el regimiento, y días después tuvimos charlas del capitán médico, sobre las enfermedades venéreas de entonces, no se conocía el Sida, ni otros contagios de ahora, Eso sí, salimos de aquellas charlas con el alma en vilo, sabiendo que algunos buenos ratos pueden llevarte al infierno. ESTAS HISTORIAS SON REALES. LAS DOS. G X Cantalapiedra.
Aquel hombre de 28, años dicen que se fue a Madrid hace más de sesenta y cinco años, a pasar unos días con su familia, y se ve que alguna mañana se marchó a buscar diversión, creo que fue por La Calle Mesón de Paredes, donde este hombre de la Profunda Castilla, conoció a una mujer de la vida difícil, y se entendió con ella, pronto este hombre volvió a su tierra, y aunque era labrador autónomo, no entendía su problema, parece ser que la sífilis le atacaba, y sobre su piel le salieron como granos rojos y grandes, no queriendo visitar al médico de su población, y pronto empezó aquel verano a estar un poco despistado, andaba sin camisa por las calles, no hablaba a nadie, su casa donde vivía con sus padres debió de ser un infierno, y los padres tuvieron miedo de aquel hijo que termino en el manicomio de Valladolid. Los jovenes del pueblo preguntaban el por qué de aquella situación, nadie quería hablar, un día un amigo de este hombre contaba, que su enfermedad era la sífilis, que por desgracia la cogió en Madrid estando de vacaciones. Este hombre se le fue olvidando, pero los jovenes de entonces supimos de las diversiones fatales, y de enfermedades raras que tienen algunas mujeres o quizá hombres que no se pusieron en cura a tiempo, En mi servicio militar en Valladolid, conocí otro caso igual o parecido, yo pude hablar con el joven aquel, que no fue al médico, y termino un día que hacia guardia en una garita, dejando el fusil abandonado y marchándose a su domicilio de Valladolid capital, esa mañana era domingo, pero nos levantaron temprano, para saber quién era el desertor de la guardia. Pronto se corrió la noticia por el regimiento, y días después tuvimos charlas del capitán médico, sobre las enfermedades venéreas de entonces, no se conocía el Sida, ni otros contagios de ahora, Eso sí, salimos de aquellas charlas con el alma en vilo, sabiendo que algunos buenos ratos pueden llevarte al infierno. ESTAS HISTORIAS SON REALES. LAS DOS. G X Cantalapiedra.