DIOSES NIÑOS
Cuando adiós se le llama y calla...
Cuando tristes ventanales abiertos
Cuando sombras emergen de la infancia
y ronca habla la voz del tiempo:
y lloran a viva voz las palabras,
lloran los relojes tiernos
tantas lágrimas de ayer rodando por los suelos:
son relojes que jamás de apagan
de sus enlutados mil lamentos.
-Hubo siempre violación de la palabra.
Hubo tiempo que dolía hasta el silencio-
¿Quien no encuentra palabras heladas
cuando a lo lejos despiertan los recuerdos?
Este trae lenguas amordazadas.
Caravanas de hombres medio muertos,
encerrados entre frías alambradas
y arrastrando cadenas de hierro.
Mi ventana despierta en vivencias tempranas
que en mi viejo baúl están bullendo:
Es la memoria, siempre agazapada
a terribles ruidos y silencios.
Llamé a Dios porque estrellas extrañas
se asomaban desde el cielo a los senderos,
aquella tremenda madrugada
que huyeron palomas y jilgueros.
Pregunté a Dios porque lloraban
algunos hombres buenos...
no hubo respuestas, se callaba
Dios, se callo el cielo.
Y porque se cayo rota mi alba,
en un viento que dura mucho tiempo
y se murió el grito azul una mañana...
muriendo la mejor flor en campo yerto
y se tiñó de gris mi cielo esmeralda:
me duelen hoy hasta mis versos.
Ladraba el plomo, ladraban
los metales como fieros perros
libertad
Cuando adiós se le llama y calla...
Cuando tristes ventanales abiertos
Cuando sombras emergen de la infancia
y ronca habla la voz del tiempo:
y lloran a viva voz las palabras,
lloran los relojes tiernos
tantas lágrimas de ayer rodando por los suelos:
son relojes que jamás de apagan
de sus enlutados mil lamentos.
-Hubo siempre violación de la palabra.
Hubo tiempo que dolía hasta el silencio-
¿Quien no encuentra palabras heladas
cuando a lo lejos despiertan los recuerdos?
Este trae lenguas amordazadas.
Caravanas de hombres medio muertos,
encerrados entre frías alambradas
y arrastrando cadenas de hierro.
Mi ventana despierta en vivencias tempranas
que en mi viejo baúl están bullendo:
Es la memoria, siempre agazapada
a terribles ruidos y silencios.
Llamé a Dios porque estrellas extrañas
se asomaban desde el cielo a los senderos,
aquella tremenda madrugada
que huyeron palomas y jilgueros.
Pregunté a Dios porque lloraban
algunos hombres buenos...
no hubo respuestas, se callaba
Dios, se callo el cielo.
Y porque se cayo rota mi alba,
en un viento que dura mucho tiempo
y se murió el grito azul una mañana...
muriendo la mejor flor en campo yerto
y se tiñó de gris mi cielo esmeralda:
me duelen hoy hasta mis versos.
Ladraba el plomo, ladraban
los metales como fieros perros
libertad