Otro desgarro en el socialismo histórico:«La dinámica con Bildu es insufrible»
Otegui elogia el «paso simbólico» del jefe del Gobierno en el Senado.
El PSE insiste en que los presos deben estar cerca «de sus familias»
Itziar Reyero.
Adrián Mateos.
MADRID/BILBAO Actualizado: 14/09/2020 11:44h.
«Dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son». Aquel triste presagio que pronunció Pilar Ruiz Albizu, madre de Joseba Pagazaurtundua, jefe de la Policía local de Andoáin (Guipúzcoa) y militante del PSE asesinado por ETA, ha vuelto a resonar con fuerza en la última semana. Esta vez ha sido el pésame público del presidente del Gobierno por la muerte por suicidio de un preso terrorista el que ha reabierto las heridas de viejas familias socialistas. Y no es que nieguen «humanidad» a un terrorista suicida, como se les ha acusado, es que asisten con profundo pesar al continuo cortejo del Gobierno de España con Bildu.
La secuencia es conocida. Pedro Sánchez dedicó el martes en el Senado algo más de dos minutos para «lamentar profundamente» el suicidio de Igor González Sola, preso de la organización terrorista. El portavoz de Bildu en la Cámara Alta, Gorka Elejabarrieta, le acababa de interpelar por este suceso, producido el viernes 4 de septiembre en la cárcel donostiarra de Martutene. El presidente dio explicaciones, como si tuviera el Estado que espantar las sombras de sospecha que arroja Bildu: «Política penitenciaria revanchista y asesina».
Gesto inédito.
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El jefe del Gobierno, en un gesto inédito, se solidarizó por la pérdida humana. Pero lo hizo omitiendo de forma pausada y deliberada la condición de terrorista del reo. Entre «presos vascos» y «la banda ETA», silencios. Ninguna mención a la causa por la que cumplía 20 años de condena, ningún recordatorio a sus víctimas.
El pronunciamiento público desató una tormenta política que tuvo su epicentro un día después en el Congreso. PP, Vox y Ciudadanos lo censuraron. Y Bildu agradeció el gesto. «Es un paso simbólico», afirmó su portavoz en el Parlamento vasco.
Asociaciones de víctima como la AVT y Dignidad y Justicia (DyJ) clamaron contra la declaración, «impropia» y «humillante» viviendo del presidente del Gobierno, que también generó estragos entre el socialismo histórico que se duele otra vez por la deriva de un PSOE que lleva años blanqueando a los herederos políticos de la banda terrorista para presentarla como potencial socio. Bildu es aliado del Gobierno de coalición, y gracias a ellos el PSOE también gobierna Navarra.
Desde su serenidad crítica habitual, José María Múgica, hijo del histórico dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por ETA en 1996, pide no fijarse solo en las palabras puntuales de Sánchez, sino en el contexto. «Este no es el problema de una declaración más o menos desafortunada de una tarde, pero de cuál es la inercia de fondo que conduce a esta declaración», apunta. «Es una dinámica insufrible, hablar de Bildu como una fuerza progresista es una absoluta perversión de los fundamentos de la izquierda histórica«, sentencia.
José María Múgica rompió su carnet de militante a raíz de la polémica «foto de Navidad», de 2018, del brindis de Idoia Mendia (PSE) con Arnaldo Otegui. «Este es solo otro gesto gratuito y lamentable», se duele Múgica.
Es precisamente la «perspectiva» el factor que impide una lectura «cándida» de las declaraciones de Sánchez, sostiene la eurodiputada de UPyD Maite Pagazaurtundúa, que lamenta que la sociedad española tenga que ser testigo de ese cortejo entre PSOE y Bildu. «Se mandan mensajes, se ve un tipo de diálogo con una serie de objetivos», afirma. ¿Cuáles? «No sé si al final del camino está la entrega de la cartera penitenciaria o hay otras cosas más, una interpretación laxa de los reglamentos penitenciarios».
Empatía.
Desde la vieja guardia socialista insisten en que el PSOE va «por el peor de los caminos al tratar de blanquear a un partido como Bildu, «lo peor de España», como «legatario del terrorismo». El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, justificó el gesto de Sánchez por «humanidad» y «empatía», y afirmó que lo que les «diferencia de los terroristas es precisamente el aprecio a la vida». « ¿Qué demonios significa esto de tener empatía? —replica Múgica—. Un terrorista se ha suicidado. Punto y final. La empatía hay que expresarla no ya con las víctimas, sino con la ciudadanía».
Hubo quienes como Rosa Díez, exdirigente del PSE, contrastaron la actitud de Sánchez con la que mostró en 1981 Margaret Thatcher, quien fuera primera ministra del Reino Unido, que tras la muerte en prisión del terrorista del IRA Bobby Sands a consecuencia de una huelga de hambre se limitó a subrayar el hecho de que el reo pudo al menos «decidir su manera de morir, oportunidad que no dio a sus víctimas». «Pero ella nunca necesitó los votos del IRA para gobernar», añade la fundadora de UPyD. La líder del PSE, hoy vicelendakari, Idoia Mendia, se ha estrenado en el cargo defendiendo la necesidad de que los presos de ETA estén «cerca de sus familias y sus amigos».
«Es una especie de síndrome de Estocolmo, como si hubiera interiorizado lo que dice el nacionalismo», sostiene Pagaza, que se duele por un partido en el que «muchos se han jugado la vida contra el terrorismo». No todos ven los hechos bajo el mismo prisma. Ni siquiera entre las víctimas del terrorismo existe consenso a la hora de valorar las palabras de Sánchez. Consuelo Ordóñez, presidenta de Covite y hermana del exteniente de alcalde de San Sebastián Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995, considera que su actuación fue correcta, y destacó que la política penitenciaria no es «vengativa».
«Canalla»
Ana Velasco Vidal-Abarca, en estas páginas, llamó «canalla» al jefe del Ejecutivo. «Es una definición que se ajusta perfectamente a su comportamiento: persona que merece desprecio, ruin y miserable», señaló la hija del jefe de policía foral de Álava Jesús Velasco, que lamentó que Sánchez obviara los motivos por los que el preso Igor González se encontraba en prisión y no dedicara ni una sola mención a las víctimas.
*Por error del autor, en la edición anterior se atribuyeron las declaraciones de Ana Velasco Vidal-Abarca a su madre, Ana María Vidal-Abarca, viuda del jefe de politcía foral de Álava Jesús Velasco, fallecida en 2015.
Otegui elogia el «paso simbólico» del jefe del Gobierno en el Senado.
El PSE insiste en que los presos deben estar cerca «de sus familias»
Itziar Reyero.
Adrián Mateos.
MADRID/BILBAO Actualizado: 14/09/2020 11:44h.
«Dirás y harás muchas más cosas que me helarán la sangre, llamando a las cosas por los nombres que no son». Aquel triste presagio que pronunció Pilar Ruiz Albizu, madre de Joseba Pagazaurtundua, jefe de la Policía local de Andoáin (Guipúzcoa) y militante del PSE asesinado por ETA, ha vuelto a resonar con fuerza en la última semana. Esta vez ha sido el pésame público del presidente del Gobierno por la muerte por suicidio de un preso terrorista el que ha reabierto las heridas de viejas familias socialistas. Y no es que nieguen «humanidad» a un terrorista suicida, como se les ha acusado, es que asisten con profundo pesar al continuo cortejo del Gobierno de España con Bildu.
La secuencia es conocida. Pedro Sánchez dedicó el martes en el Senado algo más de dos minutos para «lamentar profundamente» el suicidio de Igor González Sola, preso de la organización terrorista. El portavoz de Bildu en la Cámara Alta, Gorka Elejabarrieta, le acababa de interpelar por este suceso, producido el viernes 4 de septiembre en la cárcel donostiarra de Martutene. El presidente dio explicaciones, como si tuviera el Estado que espantar las sombras de sospecha que arroja Bildu: «Política penitenciaria revanchista y asesina».
Gesto inédito.
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El jefe del Gobierno, en un gesto inédito, se solidarizó por la pérdida humana. Pero lo hizo omitiendo de forma pausada y deliberada la condición de terrorista del reo. Entre «presos vascos» y «la banda ETA», silencios. Ninguna mención a la causa por la que cumplía 20 años de condena, ningún recordatorio a sus víctimas.
El pronunciamiento público desató una tormenta política que tuvo su epicentro un día después en el Congreso. PP, Vox y Ciudadanos lo censuraron. Y Bildu agradeció el gesto. «Es un paso simbólico», afirmó su portavoz en el Parlamento vasco.
Asociaciones de víctima como la AVT y Dignidad y Justicia (DyJ) clamaron contra la declaración, «impropia» y «humillante» viviendo del presidente del Gobierno, que también generó estragos entre el socialismo histórico que se duele otra vez por la deriva de un PSOE que lleva años blanqueando a los herederos políticos de la banda terrorista para presentarla como potencial socio. Bildu es aliado del Gobierno de coalición, y gracias a ellos el PSOE también gobierna Navarra.
Desde su serenidad crítica habitual, José María Múgica, hijo del histórico dirigente socialista Fernando Múgica, asesinado por ETA en 1996, pide no fijarse solo en las palabras puntuales de Sánchez, sino en el contexto. «Este no es el problema de una declaración más o menos desafortunada de una tarde, pero de cuál es la inercia de fondo que conduce a esta declaración», apunta. «Es una dinámica insufrible, hablar de Bildu como una fuerza progresista es una absoluta perversión de los fundamentos de la izquierda histórica«, sentencia.
José María Múgica rompió su carnet de militante a raíz de la polémica «foto de Navidad», de 2018, del brindis de Idoia Mendia (PSE) con Arnaldo Otegui. «Este es solo otro gesto gratuito y lamentable», se duele Múgica.
Es precisamente la «perspectiva» el factor que impide una lectura «cándida» de las declaraciones de Sánchez, sostiene la eurodiputada de UPyD Maite Pagazaurtundúa, que lamenta que la sociedad española tenga que ser testigo de ese cortejo entre PSOE y Bildu. «Se mandan mensajes, se ve un tipo de diálogo con una serie de objetivos», afirma. ¿Cuáles? «No sé si al final del camino está la entrega de la cartera penitenciaria o hay otras cosas más, una interpretación laxa de los reglamentos penitenciarios».
Empatía.
Desde la vieja guardia socialista insisten en que el PSOE va «por el peor de los caminos al tratar de blanquear a un partido como Bildu, «lo peor de España», como «legatario del terrorismo». El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, justificó el gesto de Sánchez por «humanidad» y «empatía», y afirmó que lo que les «diferencia de los terroristas es precisamente el aprecio a la vida». « ¿Qué demonios significa esto de tener empatía? —replica Múgica—. Un terrorista se ha suicidado. Punto y final. La empatía hay que expresarla no ya con las víctimas, sino con la ciudadanía».
Hubo quienes como Rosa Díez, exdirigente del PSE, contrastaron la actitud de Sánchez con la que mostró en 1981 Margaret Thatcher, quien fuera primera ministra del Reino Unido, que tras la muerte en prisión del terrorista del IRA Bobby Sands a consecuencia de una huelga de hambre se limitó a subrayar el hecho de que el reo pudo al menos «decidir su manera de morir, oportunidad que no dio a sus víctimas». «Pero ella nunca necesitó los votos del IRA para gobernar», añade la fundadora de UPyD. La líder del PSE, hoy vicelendakari, Idoia Mendia, se ha estrenado en el cargo defendiendo la necesidad de que los presos de ETA estén «cerca de sus familias y sus amigos».
«Es una especie de síndrome de Estocolmo, como si hubiera interiorizado lo que dice el nacionalismo», sostiene Pagaza, que se duele por un partido en el que «muchos se han jugado la vida contra el terrorismo». No todos ven los hechos bajo el mismo prisma. Ni siquiera entre las víctimas del terrorismo existe consenso a la hora de valorar las palabras de Sánchez. Consuelo Ordóñez, presidenta de Covite y hermana del exteniente de alcalde de San Sebastián Gregorio Ordóñez, asesinado por ETA en 1995, considera que su actuación fue correcta, y destacó que la política penitenciaria no es «vengativa».
«Canalla»
Ana Velasco Vidal-Abarca, en estas páginas, llamó «canalla» al jefe del Ejecutivo. «Es una definición que se ajusta perfectamente a su comportamiento: persona que merece desprecio, ruin y miserable», señaló la hija del jefe de policía foral de Álava Jesús Velasco, que lamentó que Sánchez obviara los motivos por los que el preso Igor González se encontraba en prisión y no dedicara ni una sola mención a las víctimas.
*Por error del autor, en la edición anterior se atribuyeron las declaraciones de Ana Velasco Vidal-Abarca a su madre, Ana María Vidal-Abarca, viuda del jefe de politcía foral de Álava Jesús Velasco, fallecida en 2015.