Sociedad.
¿Cómo se puede morir de un balonazo en el pecho?
El niño sevillano de 12 años que falleció al parar la pelota con el tórax aufrió una «commotio cordis», una muerte súbita improbable pero posible.
NURIA RAMÍREZ DE CASTRO - ramdecastro Madrid.
Actualizado: 27/06/2017 09:56h.
Un inocente balonazo puede dejar fulminado a alguien en el terreno de juego. No hace falta hacer diana en la cabeza. Un golpe fuerte en el tórax, como el que sufrió el niño sevillano de 12 años mientras jugaba al fútbol sala, también puede ser letal. Pero para que suceda deben concurrir numerosas variantes en apenas unos segundos. El impacto debe hacerse con una fuerza determinada y golpear en un sitito determinado del corazón y en el momento adecuado.
La pelota debe llevar una velocidad de entre 65 y 80 kilómetros/hora, el impacto ha de producirse perpendicularmente al tórax e impactar sobre el ventrículo derecho en un momento determinado del ciclo cardiaco en el que el corazón es más vulnerable. Solo entonces se puede producir una commotio-cordis, una muerte súbita. «La probabilidad de que todo esto suceda al mismo tiempo y termine matando a alguien es bajísima. Este tipo de fallecimientos son excepcionales», asegura Julián Villacastín, director del Instituto Cardiovascular del Clínico San Carlos de Madrid.
El mayor número de casos sucede en varones adolescentes, con una media de edad de 14 años. «Los chicos suelen jugar más con la pelota y en la adolescencia aún tienen el esternón tierno por lo que están menos protegidos. Un fuerte impacto en el ventrículo derecho desencadena una arritmia ventricular fatal y se produce un caos eléctrico que conduce a una parada cardiaca», explica el cardiólogo.
Puede ocurrir aunque el corazón esté sano y no haya patologías previas. Cuando sucede lo único que se puede hacer es iniciar maniobras de recuperación de forma inmediata, un masaje cardiaco o la utilización de un desfibrilador que devuelva la vida al corazón hasta que llegue el equipo de emergencias. El tiempo de reacción es clave en el pronóstico.
En Estados Unidos la commotio cordis es una patología muy estudiada. Allí es más frecuente porque las pelotas más peligrosas son las que son duras y pequeñas, como las utilizadas en el béisbol o el hockey sobre hierba o sobre hielo, deportes muy practicados en Estados Unidos.
Existe un registro donde se contabilizan este tipo de accidentes. Gracias a estos datos se sabe que a pesar del uso de chalecos protectores y de pelotas de béisbol de seguridad, pueden seguir ocurriendo accidentes mortales.
¿Cómo se puede morir de un balonazo en el pecho?
El niño sevillano de 12 años que falleció al parar la pelota con el tórax aufrió una «commotio cordis», una muerte súbita improbable pero posible.
NURIA RAMÍREZ DE CASTRO - ramdecastro Madrid.
Actualizado: 27/06/2017 09:56h.
Un inocente balonazo puede dejar fulminado a alguien en el terreno de juego. No hace falta hacer diana en la cabeza. Un golpe fuerte en el tórax, como el que sufrió el niño sevillano de 12 años mientras jugaba al fútbol sala, también puede ser letal. Pero para que suceda deben concurrir numerosas variantes en apenas unos segundos. El impacto debe hacerse con una fuerza determinada y golpear en un sitito determinado del corazón y en el momento adecuado.
La pelota debe llevar una velocidad de entre 65 y 80 kilómetros/hora, el impacto ha de producirse perpendicularmente al tórax e impactar sobre el ventrículo derecho en un momento determinado del ciclo cardiaco en el que el corazón es más vulnerable. Solo entonces se puede producir una commotio-cordis, una muerte súbita. «La probabilidad de que todo esto suceda al mismo tiempo y termine matando a alguien es bajísima. Este tipo de fallecimientos son excepcionales», asegura Julián Villacastín, director del Instituto Cardiovascular del Clínico San Carlos de Madrid.
El mayor número de casos sucede en varones adolescentes, con una media de edad de 14 años. «Los chicos suelen jugar más con la pelota y en la adolescencia aún tienen el esternón tierno por lo que están menos protegidos. Un fuerte impacto en el ventrículo derecho desencadena una arritmia ventricular fatal y se produce un caos eléctrico que conduce a una parada cardiaca», explica el cardiólogo.
Puede ocurrir aunque el corazón esté sano y no haya patologías previas. Cuando sucede lo único que se puede hacer es iniciar maniobras de recuperación de forma inmediata, un masaje cardiaco o la utilización de un desfibrilador que devuelva la vida al corazón hasta que llegue el equipo de emergencias. El tiempo de reacción es clave en el pronóstico.
En Estados Unidos la commotio cordis es una patología muy estudiada. Allí es más frecuente porque las pelotas más peligrosas son las que son duras y pequeñas, como las utilizadas en el béisbol o el hockey sobre hierba o sobre hielo, deportes muy practicados en Estados Unidos.
Existe un registro donde se contabilizan este tipo de accidentes. Gracias a estos datos se sabe que a pesar del uso de chalecos protectores y de pelotas de béisbol de seguridad, pueden seguir ocurriendo accidentes mortales.