Te vi desvalida,
inerte tu cuello
en la blanca almohada
sin vaho de aliento.
¡Dios mío, Dios mío!
exclamé en silencio
¡Dios mío, Dios mío!
no puede ser cierto
¡Dios mío, Dios mío! ... (ver texto completo)
inerte tu cuello
en la blanca almohada
sin vaho de aliento.
¡Dios mío, Dios mío!
exclamé en silencio
¡Dios mío, Dios mío!
no puede ser cierto
¡Dios mío, Dios mío! ... (ver texto completo)
Magnífico poema, Noemí. ¡Así se ecribe!