Tarde batiste la envidiosa pluma,
que en sabrosa fatiga
vieras (muerta la voz, suelto el cabello)
la blanca hija de la blanca espuma,
no sé si en brazos diga
de un fiero
Marte, de un Adonis bello,
y anudada a su cuello,
podrás verla dormida,
y a él casi trasladado a nueva vida.
Silva fragmento de
Canción.
Luis de Góngora.