ROMANCILLO BASADO EN EL POEMÓN DE CAMPOAMOR
La vi, la vi, la vi,
la vi en el tren expreso,
entre el humo y los ruidos
admiré su cabello.
Me miró sonrïente
¿Me miró desde lejos?
¿Desde esa lejanía
que hace crudo el
invierno?
El calor del vagón
animó mi deseo,
deseo de mirarla,
deseo de mi anhelo
de arroparla y tener
sus labios de mí presos.
Sus labios tan callados
sus labios por mí muertos,
muertos de amor sus ojos
aunque de amor incierto,
incierto cual mi mundo,
vacío de deseos.
Mi manta de
Zamora
cobijó sus pies bellos
ateridos, temblantes
y yo muerto de celos;
porque la hermosa prenda
con color de cerezos
rozaba piel sublime
del amor de mis sueños.
¿Ahora dónde estarás?
¿Cómo te trató el tiempo?
Seguro tus arrugas
delatan sufrimientos.
Noemí