Señor, matadme, si queréis.
(Pero, señor, ¡no me matéis!)
Señor dios, por el sol sonoro,
por la mariposa de oro,
por la rosa con el lucero,
los corretines del sendero,
por el pecho del ruiseñor,
por los naranjales en flor,
por la perlería del río,
por el lento pinar umbrío,
por los recientes labios rojos
de ella y por sus grandes ojos...
¡Señor, Señor, no me matéis!
(... Pero matadme, si queréis)
A DIOS EN
PRIMAVERA -
Poema de Juan Ramón Jiménez.
Poema de estructura cíclica, el poema comienza igual que acaba, con dos depreciaciones.
Al mismo tiempo parece que existe una antítesis, pide una cosa y al mismo tiempo la contraria.
Y ese deseo querer vivir y morir al mismo tiempo lo manifiesta con una enumeración de cosas por las que merece la pena vivir.
Qué poema tan original. Por el estilo parece pertenecer a su época más retórica.
Los versos son de ocho y nueve sílaba rimando en consonante y formando pareados.