No quiero irme,
mas si me voy, qué sea en
primavera;
entre cantos de jilgueros y gorriones
y admirando los chopos en la acequia.
No llorará el jardín
porque me brindará sus nuevas azucenas.
Ni tampoco el camino
que encamina mis pasos a la dehesa.
Ni los
libros que tanto acaricié
allí en la vieja
escuela.
No quiero irme,
sin sentir los aromas de las rosas y camelias,
sin sentir los tomillos y romeros
tan cerca de lavandas y caléndulas.
Pero me iré, y aquellos que me amaron
se quedarán leyendo mis
poemas.
Pero me iré, recordando mi calle con mi casa,
los efluvios de cartas y maderas,
los recuerdos de todas las
canciones
cantadas por mi
abuela.
Y los blancos crisantemos de mi huerto
de otoño la cosecha.
Pero me iré como nos vamos todos
y dejaré mi huella...
Noemí.
Poema a imitación del El
viaje definitivo de Juan Ramón Jiménez.
Los versos pares riman en asonante e-a, pero no es un romance, ni silva romance.
Los recursos estilísticos son PROSOPOPEYAS, ENUMERACIONES, PARALELISMOS, REITERACIONES y sobre todo SINESTESIAS.