Los álamos del río
de sed están muriendo,
no llueve, y los pantanos
nos muestran el subsuelo.
Desconocido puente,
luciendo tan perfecto
después de tantos años
cubierto por el cieno.
Anegaban las aguas
los arcos, los senderos,
el río no era río;
se confundía el cielo
en las azules aguas
de un paisaje de ensueño.
Ricobayo, me duele
verte vacío y muerto.
Los árboles leñosos
que aún recuerdan tus pueblos.
Noemí