Un
verano puede ser mucho en la vida.
1977, verano de grandes cambios,
verano de grandes esperanzas.
Cincuenta años de
poesía del veintisiete,
casi dos años de libertad.
Me negué a estudiar Las Leyes Fundamentales del Estado,
sin embargo, respiré, devoré,
me drogué con Blas de Otero,
Alberti, Lorca, Altolaguirre.
Recuerdo que no hizo calor,
pero el calor de la esperanza
alimentaba nuestra vida.
Noemí