Cielo gris a través de los cristales,
primavera otoñal,
días sin sol.
Tristeza en los rosales embriagados
de gotas de lluvia,
y una rosa solitaria con rocío en sus pétalos
demasiado abiertos
al calor del amor que no llega.
Brilla el alfalto al reflejo
de un débil rayo de sol;
su brillo es irisado, urbano, artificial,
exhausto de melancolía..
No quiero un mediodía de penumbra.
No se pueden desnudar los árboles tan pronto;
quiero que se desnuden los cuerpos,
y las almas,
que mi perro busque la sombra,
que no se anegue el jardín,
que cante el agua en las fuentes,
pero que no repiquetee en los tejados.
A pesar de mis deseos,
hoy he pisado hojas amarillas.
Noemí