LAS CONCERTINAS.
Tienen nombre de
mujer, más no sonríen
no besan, no tienen entrañas.
Arañan sin sonrojo y matan sonrisas,
esperanzas, vidas,
desgarran, despedazan y protegen al amo.
Son como hienas, esconden el pan a quien tiene hambre,
a aquellos que habitan en tierras distintas
bajo un mismo cielo ¡Que ironía!
Tan solo quieren un poco de lo que les hurtan
los países de las Cruces, de los Monasterios
de las imágenes. Los civilizados.
Ojos grandes negros que carecen de días, de soles
de
primaveras, su abrigo siempre la noche,
su destino, la nada, el dolor.
Perros guardianes las concertinas fieles a su amo,
dispuestas a salvaguardar la riqueza,
los privilegios de los bien nacidos,
una vez lloraron,
solo una vez, cuando vieron huir
por debajo de sus faldas a la decencia,
a la moral, al amor,
a todo vestigio humano.
Tienen nombre de mujer y corazón de alacrán.
MARI.