Se deshace en mi boca lentamente
tan dorada y tan tierna.
Ya toda mi cocina se perfuma,
ya la casa está llena
de los
dulces efluvios de cebolla
y aceite en la tarea:
oro verdoso, suave y andaluz
que mi plato venera.
Un placer del Olimpo tan sencillo
¡oh DIVINA proeza!
que valoran los ricos y los pobres.
Patatas, huevos en la obra maestra
y pimientos asados:
colofón delicioso en la merienda.
Alguien debe de hacerte un monumento,
española y tan bella,
admirada de pequeños y grandes,
deseada en la mesa.
Noemí