Porque tu pelo es tan rizo,
niña de mi amor, te quejas;
rizas las olas del mar
que acarician las arenas.
Rizas rosas de algodón
desde el cielo te contemplan
y envidia tienen de ti
las lluvias de
primavera,
que quisieran rizar más
el jardín de tu melena.
Parecerían los prados
si tu pelo liso fuera,
parecerían los prados
henchidos de fresca yerba;
y también te quejarías,
nunca estarías contenta;
pero el amor que te tengo,
te aseguro, mi princesa,
lo tengo por corazón,
no lo tengo por cabeza.
Noemí
(Romance asonante e-a)