MI BARRIO.
Cual muere el pez sin el agua
así está muerto mi barrio,
sus gentes, antes alegres,
hoy muestran carácter agrio,
muertas están las sonrisas
vejaciones hay a diario,
suplen al saludo amable,
al buen hacer cotidiano
la señal de identidad
que jalonaba mi barrio.
No hay debates
amistosos
ni opiniones de intercambio
fantoches de medio pelo
trocaron voz, por escarnio
dieron al enfrentamiento
trono y un altar de “sabios”
donde la falsa modestia
llama al iluso arbitrario
para que aplauda sus dichos
toscos, bajunos y zafios;
Como perrito faldero
complace a su mandatario
aplaudiendo sus desmanes
y ofendiendo a su ”contrario”,
postura que es celebrada
por la autoridad del barrio.
Se impuso la fuerza bruta
herido llora el santuario,
templo de buenas costumbres
que respetaba mi barrio.
Las calles están vacías
los rincones solitarios,
aparece gente “rara”
duplicados secundarios
que parecen multitud
y uno representa a varios
que cumplen una misión:
dar a los demás, calvario.
¿Dónde está la buena gente
que harta de todo marcharon?
¿Cuándo lanzarán sus gritos
aquellos que son honrados?
¡que sufren con los desmanes
mas permanecen callados!
Ignoran que su lenguaje
es ahora necesario.
Diferentes son los gritos
que se escuchan en mi barrio
¡la diferencia es riqueza
el insulto es un pecado!
es ese germen nocivo
que daña al que es ultrajado
y lo llena de impotencia
¡No miremos a otro lado!
Mas volverán los poetas
con duendes imaginarios
que desgranarán romances
como cuentas de un rosario,
regresarán las sonrisas,
los reencuentros diarios,*
los debates, el buen” rollo”
la ilusión, ¡también el cambio!
cambiar por parte de todos
¡que vale mucho mi barrio!
MARI