Cuando yo me duerma,
no me lleves flores a una tumba amarga,
grita con la fuerza de toda tu entraña
que el mundo está vivo y sigue su
marcha.
La llama encendida no se va a apagar
por el simple hecho de que no esté
más.
Los hombres que “viven” no se mueren
nunca,
se duermen de a ratos, de a ratos
pequeños,
y el sueño infinito es sólo una
excusa.
Cuando yo me vaya, extiende tu mano,
y estarás conmigo sellada en contacto,
y aunque no me veas,
y aunque no me palpes,
sabrás que por siempre estaré a tu
lado.
no me lleves flores a una tumba amarga,
grita con la fuerza de toda tu entraña
que el mundo está vivo y sigue su
marcha.
La llama encendida no se va a apagar
por el simple hecho de que no esté
más.
Los hombres que “viven” no se mueren
nunca,
se duermen de a ratos, de a ratos
pequeños,
y el sueño infinito es sólo una
excusa.
Cuando yo me vaya, extiende tu mano,
y estarás conmigo sellada en contacto,
y aunque no me veas,
y aunque no me palpes,
sabrás que por siempre estaré a tu
lado.