Te miré....

Te miré.

Y nada vi en tus ojos,
el adiós se acercaba.
Decir adiós no es fácil
y más si duele el alma.
De marrones pupilas
no manó ni una lágrima.

¡Cuantas veces dijiste
que sin mí no eras nada!
De tu vida conservo
dos libros y una lámina
para enmarcar un día
en nuestra nueva casa.

Un adiós como un trámite,
adiós sin esperanza.
Un adiós sin tristeza
cual rosa deshojada
al capricho del viento
y tan parco en palabras.

¿Recuerdas mi vestido?
Pues yo sí tu corbata.
y el olor de maderas,
de tu pelo las canas.
Decir adiós fue fácil
al sentir tu desgana.

Tú me quisiste un día,
amor de madrugada;
cuando dabas migajas,
cuando tanto mentías,
cuando rompiste mi alma.
Cuando el amor eterno
se convirtió en la nada.

El poema es libre en cuanto a la rima, pero en cuanto a la métrica todos los versos son heptasílabos.

Este poema iba para romancillo en un momento dado en el que dije que era un poema sin estilo de nadie.

Lo he retocado y adaptado al estilo de Alfonsina emulando sus poemas de metro corto.

Se trata de un poema queja en donde la protagonista desnuda los sentimientos a la hora de una ruptura amorosa.