Pero qué bien, pero qué requetebién. Y todo tan explicadito....

Decíamos ayer …
(Octavas reales)

En los días de este febrero loco,
muchos aconteceres hay en juego;
sin duda la política es el foco
de atención con primacía: un trasiego
de dimes y diretes, sin sofoco,
con la intención de echar más leña al fuego.

Expectantes por cual será el final,
soñamos con un mañana ideal. (Licencia en “ide-al”).

La corrupción le sigue a corto trecho,
mostrándonos su más sangriento lado;
alguno de los que sacaban pecho,
demolido está viéndose … y ajado.
Y es que está demostrado, que es un hecho:
Mal termina el que anda descaminado.

¿Servirá esta vergüenza de escarmiento,
o los hechos serán pasto del viento?

*

Después de la Justicia hacer encargo
en búsqueda de prueba fidedigna,
a presentar su dimisión al cargo
alguno se decide y se resigna.

Pienso ¿no tendrían que hacerse cargo,
conscientes de una corrupción que indigna,
y sin dar ocasión a nueva prueba
entregar el testigo a savia nueva?

En estos días en que la política y la corrupción nos invaden, escribo estas tres octavas reales, alusivas a la flagrante actualidad. Las llamo “Decíamos ayer …
“ -emulando a Fray Luis de León y Miguel de Unamuno-, porque en las últimas dos semanas he escrito otros poemas sobre lo mismo.

(La octava real es de origen italiano; consta de ocho versos endecasílabos, con rima consonante ABABABCC; o sea, en los seis primeros riman primero, tercero y quinto, y segundo, cuarto y sexto; y los dos últimos forman un pareado, con rima distinta a los seis anteriores).

Plazalagua.

Pero qué bien, pero qué requetebién. Y todo tan explicadito. Un súperabrazo, Plazalagua.