EL MODERNISMO...

EL MODERNISMO
Recibe las influencias de dos movimientos franceses de la segunda mitad del XIX: el Parnasianismo y, sobre todo, el Simbolismo (para algunos críticos el Modernismo es el nombre que recibe el Simbolismo en las letras hispánicas), pero también de la literatura norteamericana (Edgar A. Poe) y rusa (Chejov, por ejemplo).

El Parnasianismo busca la perfección formal, los versos pulidos, de ahí la preferencia por ciertos temas propicios al lucimiento esteticista: la mitología, la evocación del tiempo pasado o de ambientes exóticos, como los orientales. Su lema es "el arte por el arte".
El Simbolismo (nacido en Francia como reacción al Naturalismo, y representado por Verlaine, Rimbaud y Mallarmé, pero con antecedentes en Baudelaire; en España, un precursor es Bécquer) defiende que la realidad, tras sus apariencias, esconde significaciones profundas que el poeta tiene que descubrir y comunicar al lector. Para ello se sirven de los símbolos (imagen que sugiere ideas, sentimientos, angustias, obsesiones...). Por ejemplo el 'ocaso' puede ser símbolo de la decadencia o de la muerte, el 'camino' será símbolo de la vida, etc. La poesía se convierte así en un instrumento del conocimiento que, a través de los símbolos, capta la realidad suprarracional, subjetiva, que sólo se puede expresar mediante la alusión y la sugerencia (de ahí la importancia también de la metáfora y de la musicalidad del verso).

En las LETRAS HISPÁNICAS el Modernismo tiene su cuna en Hispanoamérica. Hasta hace relativamente poco tiempo, se venía aceptando la fecha de 1888, año de publicación de 'Azul' de Rubén Darío, como inicio del modernismo hispanoamericano. Sin embargo, los críticos han advertido la presencia de la nueva estética en la prosa juvenil del cubano José Martí, que puede ser considerado precursor de la corriente modernista. En todo caso, ello no niega a Rubén Darío el papel de líder y figura más significativa del movimiento.

La ESTÉTICA MODERNISTA:
a) Evocación del MUNDO SENSORIAL
Abundante empleo de sinestesias (‘verso azul’, ‘sol sonoro’), adjetivación e imágenes deslumbrantes y referidas a todos los sentidos (vista, tacto, olfato, gusto) con las que se trata de captar un mundo sensorial lleno de goce y belleza. El adjetivo y la metáfora se convierten los recursos decisivos.

En esta poesía llena de colorido son característicos el azul, violeta, lila, púrpura, granate, oro, plata, rubí, zafiro, marfil, ébano, nieve. Los ambientes que se recrean tienen un valor simbólico y evocador, tanto los interiores como exteriores: salones elegantes con espejos, divanes, pianos, arañas de luz, búcaros con flores...; lunas y aromas nocturnos, jardines lejanos y otoñales con fuentes, estanques, surtidores; animales elegantes o fabulosos (cisnes, pavos reales, leopardos, tigre, elefantes, dragones, unicornios...), personajes reales o mitológicos cargados de erotismo (princesas, caballeros, ninfas, sátiros, sirenas...)

b) Musicalidad y renovación métrica
Departamento de Lengua Castellana y Literatura.
Importancia del ritmo y de la armonía de las palabras para sugerir. Ello lleva a los modernistas a la recuperación de metros olvidados o poco utilizados (alejandrino, eneasílabo) y a la creación de otros nuevos (de hasta 20 sílabas), el uso del verso libre, las asonancias internas... También al gusto por la versificación a base de pies acentuales, especialmente los ternarios: dáctilos (“ínclitas razas ubérrimas”), anfíbracos (“ya se oyen los claros clarines”) y anapestos (“La princesa está triste; ¿qué tendrá la princesa?”)
La musicalidad se nota también en la abundancia de aliteraciones (bajo el ala aleve del leve abanico), juegos fónicos (trompas guerreras resuenan), utilización a de palabras esdrújulas (púrpura, crisálida, libélulas)...

c) Riqueza verbal y capacidad de sugestión.
A ello responde la aparición de un vocabulario exótico (heliotropo, clámides, acanto, plinto, nenúfares, adelfas, azur...), nombres mitológicos (Venus, Adonis, ninfas, sátiros), realidades misteriosas (castillos, odaliscas, marquesas, unicornio). En general, léxico extraño que llaman la atención. Por otro lado, se huye de la expresión grandilocuente que usaron muchos románticos y se busca, sugerir, insinuar, no declarar abiertamente los sentimientos; y una sintaxis más natural y cercana a la lengua hablada.

TEMAS del Modernismo:
1) La recreación del pasado y la invención de mundos imaginarios (lo clásico, lo medieval, lo legendario, lo exótico, lo oriental...)
2) El mundo sensorial captado a través de todos los sentidos (vista, oído, olfato, tacto).
3) La intimidad del poeta. Los modernistas, al igual que los románticos, potenciaron el dominio de la pasión sobre la razón, de la emoción sobre la reflexión; pero, al contrario que los románticos, más que "su propio" sentimiento, individual e intransferible, se busca el sentir transferible y comparable al de los otros. Antonio Machado decía: "Mi sentimiento no es exclusivamente mío, sino más bien 'nuestro' ". En esta expresión del 'mundo interior' hay diferentes posturas que oscilan entre un vitalismo optimista, que lleva a un goce desenfrenado de la vida, y profundas manifestaciones de insatisfacción, descontento, desánimo hastío, melancolía y soledad (el tema del dolor, la angustia y la muerte es muy frecuente)

4) El amor y el erotismo. El tratamiento de ambos aspectos apunta en dos direcciones: una, la idealización del amor y de la mujer, mundo inalcanzable que sume al poeta en la más profunda tristeza; otra, el erotismo desenfrenado, encarnado en la mujer fatal, lasciva y dominadora.