¡Qué belleza lucía la pradera
en la tarde adornando tu melena!
Y las flores al par de envidia y pena,
de celos desfallecen en la espera.
Esmeralda en beldad de primavera
forma marco a tu rostro, piel serena
satinada de perfección morena.
¡Quién pudiera tenerte, quién pudiera!
Hay perlas de rocío vespertino
admirando el donaire en el camino
de tus pasos en dulce movimiento.
Y tus rizos marcando mi destino
de incansable y paciente peregrino
esperando que llegue mi momento.
Noemí
Uyuyuyuyuy, POR FIN, me he decidido a estrenar el ordenador nuevo; qué mal rollo, con lo bien que estaba con el viejo. Demasiado moderno.
Y no digo más porque he acabado muertamatá, pero el soneto es modernista, modernista.
Espero que os haya gustado.
en la tarde adornando tu melena!
Y las flores al par de envidia y pena,
de celos desfallecen en la espera.
Esmeralda en beldad de primavera
forma marco a tu rostro, piel serena
satinada de perfección morena.
¡Quién pudiera tenerte, quién pudiera!
Hay perlas de rocío vespertino
admirando el donaire en el camino
de tus pasos en dulce movimiento.
Y tus rizos marcando mi destino
de incansable y paciente peregrino
esperando que llegue mi momento.
Noemí
Uyuyuyuyuy, POR FIN, me he decidido a estrenar el ordenador nuevo; qué mal rollo, con lo bien que estaba con el viejo. Demasiado moderno.
Y no digo más porque he acabado muertamatá, pero el soneto es modernista, modernista.
Espero que os haya gustado.