Amor solo...

Amor solo
Gerardo Diego

Sólo el Amor me guía.
Sólo el Amor y no ya la Esperanza,
sólo el Amor y ni la Fe siquiera.
El Amor solo.
Tú, amada, a quien ame
y no sé si desamo;
vosotras, mis amantes, que me amasteis,
que me amáis todavía, que ancorasteis
de ancla o de cruz de amor hasta la muerte
vuestros leales corazones míos:
quedaos lejos, más lejos. E invisible,
ya irreal, fantasmal, tú, mi penúltima,
lejos, más lejos, no te necesito.
Es el Amor, solo el Amor, sin nadie,
quien se mueve y me embriaga y me Iibera
y en su reino de Iuz soy todo alas.
Amor, Amor, por fin te veo y te creo.
Veo, toco tu faz sin antifaces.
Sí, ya eres tú, la fiera de tus ojos
sigue siendo la misma, la que ardía
-taimada y doble ascua, infierno en cielo-
asomando a La tela sin pestañas
-merco de ojales crueles de tijera-
de las sedas extrañas que abultaban
narices deshonestas, que a las bocas
no querían cubrir, pozos impúdicos
si abiertas, flores si cerradas,
vírgenes flores misteriosas, serias.
Pero tú, mi Amor solo, tú, mi pascua,
fuiste dejando deshojar el lastre
de tus sedosas máscaras: la verde,
la de rústica rosa ensangrentada,
La de amarilla palidez dulcísima,
la negra acuchillada de fulgores.
Mis manos, torpes, las acariciaban,
querían desgajarlas, pero en vano.