DESDE EL HUERTO...

DESDE EL HUERTO

Doblado el cuerpo sobre los bancales
comentaba un hortelano su sueño
de inmensas cosechas por las mañanas,
¡dorados semilleros!
Quisieron cerrar firme compromiso,
susurrante, la boca junto al suelo.
¡Aquí en privado a la vista de todas
las plantas y plantones de aquel tiempo.
Secreto acuerdo cerraron las partes:
seriedad y respeto.
Enormes cosechas, grandes ganancias,
cuidados exclusivos, frutos frescos
vendidos de inmediato en la placeta
de abastos de aquel recóndito pueblo.
Lograda la riqueza,
abandona la huerta y sus derechos:
las malas hierbas y nula atención,
mataron los semilleros más frescos.
Las plantas no volvieron a dar frutos
y el hombre no alcanzó a hacerse viejo.
Por eso se dice que no se abuse
del tesoro más bello,
que cuando se estropea su equilibrio,
se suele echar de menos.

Poema en silva arromanzada en la que se insiste sobre la necesidad de cuidar la naturaleza para
que produzca alimentos sanos y abundantes, evitando el uso abusivo de fertilizantes, insecticidas y herbicidas, que acaban con toda la fauna en el campo andaluz.