¿Dónde habita la buena poesía?...

¿Dónde habita la buena poesía?

¡Vaya pregunta que me hago! El tema trata de la cantidad de escritos que proliferan por las redes sociales disfrazados de poemas sin contenido ni continente. Pero empiezo cuestionándome si en algo tan personal como es la poesía hay baremos para calificar algo de bueno.

¿Dónde habita la buena poesía?

Es probable que sea pretencioso
querer calificar con ese “buena”
algo tan personal como la poesía.
Por qué no adjetivarla de una forma más neutra,
y no por ello tibia, como es: “la que me hace vibrar”

Entro en materia y busco por las redes.
Pesco mucha morralla y lo peor
no son los pescaditos de bajura
que no engañan a nadie y saben bien
con ese alegre soniquete popular.
Peores son los que se venden
con “salvaje” de epíteto, como excelsas lubinas,
y ni siquiera son de piscifacto, son de plástico
cubierto de cursilería o falsa críptica.

¿Está entonces desierto el mar poético?
Por suerte no, pero tendrás que trabajártelo.
Deja la red y pesca con la caña
cerca del arrecife donde habitan los riesgos
y los poemas crecen sin plancton de “bonito”
ni “me gustas” tatuados en las branquias.
Ponles de cebo un verso que evite el oropel
y acudirán a ti para hacerte vibrar.
Luego, déjalos libres en sus rocas,
creciendo entre mareas y galernas,
pues no nacieron para ser domesticados.

No menciones a nadie el caladero,
salvo que sea de toda confianza,
muchos irían a pescar con dinamita
o con pienso de halago que es peor.
Los poemas se han de ganar a pulso,
solo así se nos muestran como son
donde habita la buena poesía.

Ricardo Fernández Esteban ©

A pesar de la perorata no pretendo dar doctrina, sino sólo expresar una opinión particular. ¿Quienes somos nosotros para dar doctrina poética? Todo lo más podemos enseñar a etiquetar el alimento poético, comentar por qué algo suena musical o no, e indicar si se respetan las normas gramaticales.

Los gustos son algo personal que no tiene por qué coincidir con la normativa. Ahora bien, para saltarse la normativa es conveniente conocerla para que sea una acción consciente y, por mucho que uno se la salte, siempre suele quedar un sustrato. Como dice la frase: Cultura es el poso que queda cuando se olvida lo que se ha aprendido.

Bueno pues hablando de poesía, creo que el gusto se mejora con la lectura de buenos poetas, cuyas palabras nos hagan vibrar, y siendo receptivos a los comentarios que vayan más allá del halago fácil que a nada conduce.