‘Tu risa’, de Pablo Neruda
09 DE MAYO DE 2009
Sólo por este poema, Pablo Neruda (1904-1973) sería inmortal. ‘Tu risa’ pertenece al cancionero ‘Los versos del Capitán’, en mi opinión una de las grandes obras de la literatura mundial.
Cuarenta y siete poemas, mas una carta y una explicación para justificar su anonimato inicial. Efectivamente, cuando se publicó en 1952 apareció sin autor reconocido, en una reducida edición napolitana de 44 ejemplares, aunque todo el mundo sabía que era obra suya. Un sensual homenaje a su entonces amante Matilde Urrutia, con quien vivió una apasionada historia de amor en Capri. La primera noche en tan paradisíaca isla la resume así el poeta:
“Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua”.
¿Quien era el capitán?
Según se asegura en el libro, el poemario fue escrito por un soldado comunista español que venía de la Guerra Civil. Se lo dedicó a una supuesta artista cubana, Rosario de la Cerda, con quien había tenido “un gran amor”. Ella nunca supo su nombre. Sólo era su capitán.
No era cierto. Como explica con todo detalle el escritor Omar Pérez, allí en Capri, un día de luna llena, Neruda le regala a Matilde un anillo donde se lee “Capri, 3 de mayo, 1952, Su Capitán”.
‘Tu risa’, de Pablo Neruda
Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, por que tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
por que me moriría.
09 DE MAYO DE 2009
Sólo por este poema, Pablo Neruda (1904-1973) sería inmortal. ‘Tu risa’ pertenece al cancionero ‘Los versos del Capitán’, en mi opinión una de las grandes obras de la literatura mundial.
Cuarenta y siete poemas, mas una carta y una explicación para justificar su anonimato inicial. Efectivamente, cuando se publicó en 1952 apareció sin autor reconocido, en una reducida edición napolitana de 44 ejemplares, aunque todo el mundo sabía que era obra suya. Un sensual homenaje a su entonces amante Matilde Urrutia, con quien vivió una apasionada historia de amor en Capri. La primera noche en tan paradisíaca isla la resume así el poeta:
“Toda la noche he dormido contigo
junto al mar, en la isla.
Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,
entre el fuego y el agua”.
¿Quien era el capitán?
Según se asegura en el libro, el poemario fue escrito por un soldado comunista español que venía de la Guerra Civil. Se lo dedicó a una supuesta artista cubana, Rosario de la Cerda, con quien había tenido “un gran amor”. Ella nunca supo su nombre. Sólo era su capitán.
No era cierto. Como explica con todo detalle el escritor Omar Pérez, allí en Capri, un día de luna llena, Neruda le regala a Matilde un anillo donde se lee “Capri, 3 de mayo, 1952, Su Capitán”.
‘Tu risa’, de Pablo Neruda
Quítame el pan, si quieres,
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de plata que te nace.
Mi lucha es dura y vuelvo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle,
ríe, por que tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríete de la noche,
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete de este torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
por que me moriría.