EL TIMÓN DEL DESEO
El timón del deseo,
azotado por recio vendaval
de la agónica pasión turbulenta,
se desmorona en las rocas del vicio;
pero, si se conduce bajo el suave
soplo de la bondad,
arriba sano y salvo
al puerto de la paz.
Hoja amarilla, seca, solitaria,
tan viva en el ayer,
¿dónde irás a parar?
tan lejos de tu ramo
me arrastra el cierzo cruel,
desde el hondo río a la alta montaña,
del verde prado al selecto clavel.
En bolsillo escondidos
llevo eternos los vicios;
los que nacen de mí,
los que copio por hallarse ahí sueltos.
Los que hacen los demás;
así ven los ajenos,
sin fijarse en los propios.
Creo que este poema no es mío. Pero no me acuerdo. A lo mejor es de Mari, o de Noemi, o de Plazalagua... Pero es bonito y me gusta...
El timón del deseo,
azotado por recio vendaval
de la agónica pasión turbulenta,
se desmorona en las rocas del vicio;
pero, si se conduce bajo el suave
soplo de la bondad,
arriba sano y salvo
al puerto de la paz.
Hoja amarilla, seca, solitaria,
tan viva en el ayer,
¿dónde irás a parar?
tan lejos de tu ramo
me arrastra el cierzo cruel,
desde el hondo río a la alta montaña,
del verde prado al selecto clavel.
En bolsillo escondidos
llevo eternos los vicios;
los que nacen de mí,
los que copio por hallarse ahí sueltos.
Los que hacen los demás;
así ven los ajenos,
sin fijarse en los propios.
Creo que este poema no es mío. Pero no me acuerdo. A lo mejor es de Mari, o de Noemi, o de Plazalagua... Pero es bonito y me gusta...