Eloina Gonzalez Lopez agregó 2 fotos nuevas.
21 h · León ·
RECUERDOS
Son mis primeros recuerdos
la casa donde vivía
mis padres y mis hermanos,
los que yo tanto quería.
La era donde jugaba
las flores del tomillar
y siempre recuerdo unidos
la parra y el manzanal.
Mi pueblo con sus vecinos
mis amigos y parientes
los juegos en el rincón
el camino de la fuente.
El valle con su arbolado
me parecía un jardín
la follosa, el abeseo
y el alto de corrodriz.
Y pasando la collada
silenciosa e imponente
se extiende majestuosa
el arroyo de San Vicente.
Ese valle tan profundo
con leyendas centenarias
con su silencioprofundo
con su frisa perfumada.
Con arrullo de palomas
con sus flores y sus nido
y con lagartos tan grandes
que parecen cocodrilos.
y unos profundos barrancos
de las aguas desbrbadas
sepulcro de mi burrita
medio negra medio blanca.
Que allí fue a parar la pobre
¡las veces que me tiraba!
parece que la estoy viendo
aun, con mi madre montada.
Un poquitin mas abajo
En donde el valle se ensacha
el campar de la rajona
allí iba yo con las vacas.
Yo fuí necia y caprichosa
y según todos decían
mas creo lo que yo era
una niña consentida.
De familia numerosa
yo era el numero siete,
mis hermanos ya mayores
creyeron que era un juguete,
aún recuerdo que mi padre
teniendo yo pocos años,
me sostenia de pie
en la palma de la mano.
Unos me daban un beso
y los otros me pegaban
y si aquello me reñian
los otro me acariciaban,
así fuí yo delgadita
avispada y caprichosa,
era como ellos me hicieron
no podía ser otra cosa,
cuando fuí un poco mayor
a mi todos me mandaban
aún me duelen los cachetes
que algunas veces me daban,
me mandaban de pastora
lo que menos me gustaba
al monte con las ovejas
a los prados con las vacas
y cuando no al tomillar
con corderos y cabritos
pero en cambio ahogaban
a los perros y gatitos,
esos que solos se cuidaban,
cuantas veces yo pense
que el mundo al revés andaba
mi madre la pobrecita
de todos me defendía
cuanto tarde en comprede
lo mucho que me quería
hoy comprendo los desvelos
de aquella madre tan buena
y añoro sus caricias
y siento la inmensa pena
de no ser ya pequeñita.
Guadalupe Lopez Diez
21 h · León ·
RECUERDOS
Son mis primeros recuerdos
la casa donde vivía
mis padres y mis hermanos,
los que yo tanto quería.
La era donde jugaba
las flores del tomillar
y siempre recuerdo unidos
la parra y el manzanal.
Mi pueblo con sus vecinos
mis amigos y parientes
los juegos en el rincón
el camino de la fuente.
El valle con su arbolado
me parecía un jardín
la follosa, el abeseo
y el alto de corrodriz.
Y pasando la collada
silenciosa e imponente
se extiende majestuosa
el arroyo de San Vicente.
Ese valle tan profundo
con leyendas centenarias
con su silencioprofundo
con su frisa perfumada.
Con arrullo de palomas
con sus flores y sus nido
y con lagartos tan grandes
que parecen cocodrilos.
y unos profundos barrancos
de las aguas desbrbadas
sepulcro de mi burrita
medio negra medio blanca.
Que allí fue a parar la pobre
¡las veces que me tiraba!
parece que la estoy viendo
aun, con mi madre montada.
Un poquitin mas abajo
En donde el valle se ensacha
el campar de la rajona
allí iba yo con las vacas.
Yo fuí necia y caprichosa
y según todos decían
mas creo lo que yo era
una niña consentida.
De familia numerosa
yo era el numero siete,
mis hermanos ya mayores
creyeron que era un juguete,
aún recuerdo que mi padre
teniendo yo pocos años,
me sostenia de pie
en la palma de la mano.
Unos me daban un beso
y los otros me pegaban
y si aquello me reñian
los otro me acariciaban,
así fuí yo delgadita
avispada y caprichosa,
era como ellos me hicieron
no podía ser otra cosa,
cuando fuí un poco mayor
a mi todos me mandaban
aún me duelen los cachetes
que algunas veces me daban,
me mandaban de pastora
lo que menos me gustaba
al monte con las ovejas
a los prados con las vacas
y cuando no al tomillar
con corderos y cabritos
pero en cambio ahogaban
a los perros y gatitos,
esos que solos se cuidaban,
cuantas veces yo pense
que el mundo al revés andaba
mi madre la pobrecita
de todos me defendía
cuanto tarde en comprede
lo mucho que me quería
hoy comprendo los desvelos
de aquella madre tan buena
y añoro sus caricias
y siento la inmensa pena
de no ser ya pequeñita.
Guadalupe Lopez Diez