Calla el silencio para que yo grite
y repiquen los pasos en la piedra
centenaria de las calles. Pasión
de procesión en balcones velados
por visillos de indiscretos encajes.
Pasa la vida, doliendo el dolor.
Todos con la memoria a cuestas, suben
la cuesta de la calle Balborraz.
Arriba el cielo de los soportales,
abajo Duero, aceñas y cigüeñas.
El viejo café de doces de feria,
recuerdos de película del Sur.
Moveros, Olivares, Pereruela,
con sabor a caldo en nuevos pucheros.
Mirando hacia el sur de huertos cuajado,
se ven los cipreses de San Atilano,
rompiendo los cielos, cantando a la vida
llorando a la muerte.
Noemí.
Uy, qué difícil es este tipo de poemas.
Espero no haber sacado un churro de poema.
¡Este Señor don Claudio se las trae!
y repiquen los pasos en la piedra
centenaria de las calles. Pasión
de procesión en balcones velados
por visillos de indiscretos encajes.
Pasa la vida, doliendo el dolor.
Todos con la memoria a cuestas, suben
la cuesta de la calle Balborraz.
Arriba el cielo de los soportales,
abajo Duero, aceñas y cigüeñas.
El viejo café de doces de feria,
recuerdos de película del Sur.
Moveros, Olivares, Pereruela,
con sabor a caldo en nuevos pucheros.
Mirando hacia el sur de huertos cuajado,
se ven los cipreses de San Atilano,
rompiendo los cielos, cantando a la vida
llorando a la muerte.
Noemí.
Uy, qué difícil es este tipo de poemas.
Espero no haber sacado un churro de poema.
¡Este Señor don Claudio se las trae!
Te doy un me gusta, los que hemos vivido lo que tú describes, sabemos que es una descripción perfecta llena de figuras literarias y de leguaje delicado.
Muy bonito Noemí.
Muy bonito Noemí.