LA COSTA
El piar de las gaviotas por el cielo
me despierta temprano,
cuando apenas alumbra la luz del día.
El horizonte está gris
y las barcas cabecean
para posar serenamente
sobre una playa de olas pequeñas
blancas, de espuma transparente
que dejan la arena marrón
cuando se moja;
las pisadas las deshace
el leve vaivén,
como si limpiara los cristales
la esponja salada.
Así se despierta el día
hasta que la noche caiga.
El piar de las gaviotas por el cielo
me despierta temprano,
cuando apenas alumbra la luz del día.
El horizonte está gris
y las barcas cabecean
para posar serenamente
sobre una playa de olas pequeñas
blancas, de espuma transparente
que dejan la arena marrón
cuando se moja;
las pisadas las deshace
el leve vaivén,
como si limpiara los cristales
la esponja salada.
Así se despierta el día
hasta que la noche caiga.