TAN MAYOR…...

TAN MAYOR…

El cuerpo encorvado por unos huesos desgastados,
más cerca que lejos de la centuria,
viene a recordarnos un pasado tan lejano
que las cumbres nevadas de escasa arboleda
se perdieron encerradas entre cajones y repisas
con movimientos muy lentos.

Dicen que son así los mayores,
por mucho que pensemos
que late el corazón sin cesar
siendo en verdad lo que suele latir
un antiguo caparazón como el del acordeón.

Los hijos y nietos esperan listos
para repartirse el pequeño botín,
aquella miseria de algún valor:
el coche negro usado,
la vieja casa en el lejano pueblo,
el saldo de tu cuenta,
tus zapatos de cuero…

Allí nada te hará falta,
ni vas a usarlo entre las frías paredes blancas
ni siquiera te será molesto,
aunque tengan prisa por desplumarte.