¡NIQUELADO!...

CAMPESINO JORNALERO

Oh campesino jornalero,
cuya pensión se arrugaba
cuando por aquellos campos,
perro viejo de secano,
que al secarte el sudor de la piel rugosa,
tostado el rostro y el cuello
de tanto subir y bajar la hoz,
la reja del arado,
el hacha del talador…
que escuchabas los cantos de la perdiz
y del grajo por la siesta al cruzar el cielo azul
planeando brillantes alas negras…
Pero a tu edad, campesino jornalero,
¿quién te podrá contratar?,
si apenas puedes ver
ni caminar
ni oír cuando viene el tren.
Si estás lento, torpe y encorvado.
Ese horizonte que miras desde aquí
tan confuso;
esos ingresos de pequeña pensión
tan lejanos…

¡NIQUELADO!

Me encanta, Cabrero.

¡Cómo lo consigues!