MALVAS...

MALVAS

Al cruzar el campo donde crecen malvas,
no quedan más pensamientos ni proyectos,
ni reclaman los inertes fenecidos
unas copas de vino tinto
ante sus cuerpos de materia consumida,
ante sus rabiosas deudas prescritas,
muertas y enterradas bien hondas con ellos,
no necesitan penas ni alegrías
sino descanso eterno
esparcido entre el polvo sideral.

Problemas del pasado
que nadie reclama a quien ya no está
bajo un montículo de tierra olvidado,
fuente de inspiración recóndita,
porque a nadie le importa, pasados los años,
sino la mirada al presente y al futuro,
mundo de los vivos y su extraña agitación.