CUADRO DE AFRODITA
No hace falta que lo mires, Francisca,
ya sé que tu cuerpo es casi perfecto
y que esos desnudos de ahí no te impresionan,
pero escucha lo que pienso siquiera:
mira la mujer del primer plano,
la de las blancas caderas
y los senos poco pronunciados…
Es Afrodita Pandemos, la diosa del amor.
No puedes ocultar la envidia y aquella mujer del fondo,
la jovencita, cuyas manos cubren su pubis,
también te corroe por dentro, te molesta,
no lo puedes resistir;
la otra diosa es Afrodita Urana.
Como diosas tienen derecho a ser perfectas.
Pero no seas rencorosa
que yo he visto el tuyo y es monumental,
como el de las dos Afroditas juntas,
y tus voluminosos atributos se quedan aquí
entre nosotros dos,
sin que apenas se entere la gente.
No hace falta que lo mires, Francisca,
ya sé que tu cuerpo es casi perfecto
y que esos desnudos de ahí no te impresionan,
pero escucha lo que pienso siquiera:
mira la mujer del primer plano,
la de las blancas caderas
y los senos poco pronunciados…
Es Afrodita Pandemos, la diosa del amor.
No puedes ocultar la envidia y aquella mujer del fondo,
la jovencita, cuyas manos cubren su pubis,
también te corroe por dentro, te molesta,
no lo puedes resistir;
la otra diosa es Afrodita Urana.
Como diosas tienen derecho a ser perfectas.
Pero no seas rencorosa
que yo he visto el tuyo y es monumental,
como el de las dos Afroditas juntas,
y tus voluminosos atributos se quedan aquí
entre nosotros dos,
sin que apenas se entere la gente.