Amanece radiante la mañana,
que de animosidad
y luz llena el espíritu,
disponiéndole para afrontar los retos
que le depare el día.
Suele a veces ocurrir,
que esas luces mañaneras,
se ensombrecen al paso de las horas
por cualquier chubasco que nos llega,
y la animosidad se resquebraja.
Vienen bien la paciencia y el tacto
en esos casos,
para que el rudo temporal amaine,
y de nuevo vuelva el claro día,
el sol que todo nuestro ambiente llena.
Con la calma la vida continúa,
el día vuelve a ponerse en marcha;
cubriendo etapas
continúa las tareas cada cual,
acercándose a las postreras horas,
a las horas de relax y asueto.
Caminaremos luego hacia un nuevo día,
que, sin duda, nos traerá su afán.
Plazalagua.
que de animosidad
y luz llena el espíritu,
disponiéndole para afrontar los retos
que le depare el día.
Suele a veces ocurrir,
que esas luces mañaneras,
se ensombrecen al paso de las horas
por cualquier chubasco que nos llega,
y la animosidad se resquebraja.
Vienen bien la paciencia y el tacto
en esos casos,
para que el rudo temporal amaine,
y de nuevo vuelva el claro día,
el sol que todo nuestro ambiente llena.
Con la calma la vida continúa,
el día vuelve a ponerse en marcha;
cubriendo etapas
continúa las tareas cada cual,
acercándose a las postreras horas,
a las horas de relax y asueto.
Caminaremos luego hacia un nuevo día,
que, sin duda, nos traerá su afán.
Plazalagua.