¿Y cómo eres?...

(Vamos con el estilo de Begoña Abad).

Era mi padre trabajador y honesto;
madrugaba para atender la huerta,
y regresaba antes de yo salir para la escuela.
Luego,
movía los papeles de su empresa como nadie.

En campañas de siega,
más de una noche dormí con él en la era,
al son monorrítmico de élitros de grillos.
De día volvía a sus papeles, y nuevamente a la era;
le faltaban horas en algunas épocas.

Mi padre me enseñó a ser como soy.

Era sencillo, y nada le importaba la etiqueta
ni lo que de él pensaran los demás:
Su navaja, que siempre llevaba en el bolsillo,
fue siempre su cuchillo
-estos sobraban para él-,
en la de casa y en mesas de más rango.

Hace unos años vino a darme un abrazo
-que en vida habría sido para él-,
un sileño emigrado a Cataluña,
queriendo agradecerle emocionado,
el trabajo que por varios años dio a su madre,
viuda y falta de todo. La emoción fue recíproca.

Mi padre me enseñó a ser como soy.

Plazalagua.

¿Y cómo eres?
M. A. R. A. V. I. LL. O. S. O

Muy buen poema.