La recuerdo sentadita al sol
con su melancolía;
nos contaba historias,
cuentos con luz de luna,
historias con memoria no histérica.
Recuerdo las bolsitas con granas de flores,
las cajas de alfileres,
las tabas de verdad.
Con su vetusta peina
surcaba los cabellos lisos y brillantes.
Y a la hora de la novela, el silencio.
Llegó a escuchar la televisión,
pero sus ojos cansados, octogenarios, imaginaban imágenes.
"Será como el cine, más pequeño"
SÍ, recordaba "Los últimos de Filipinas"
En los atardeceres,
nos enseñó a buscar el lucero vespertino;
con certeras descripciones
encontramos la estrella polar,
el lucero del alba,
la constelación lineal
que denominaba "Las tres Marías".
Me vuelvo pequeña cuando pienso en ella
y me gusta.
Noemí.
con su melancolía;
nos contaba historias,
cuentos con luz de luna,
historias con memoria no histérica.
Recuerdo las bolsitas con granas de flores,
las cajas de alfileres,
las tabas de verdad.
Con su vetusta peina
surcaba los cabellos lisos y brillantes.
Y a la hora de la novela, el silencio.
Llegó a escuchar la televisión,
pero sus ojos cansados, octogenarios, imaginaban imágenes.
"Será como el cine, más pequeño"
SÍ, recordaba "Los últimos de Filipinas"
En los atardeceres,
nos enseñó a buscar el lucero vespertino;
con certeras descripciones
encontramos la estrella polar,
el lucero del alba,
la constelación lineal
que denominaba "Las tres Marías".
Me vuelvo pequeña cuando pienso en ella
y me gusta.
Noemí.
Bravo, bravo, bravo, me gusta mucho.
Alguna de vosotras, ¿sabe jugar a las tabas?
Yo sí, o al menos sabía y me gustaban mucho. Tenía de las de verdad.