Te dormiste apretando
mi mano con tu frío hocico, escuchado tu poema favorito en redondillas
llenas de dulzura y alegría.
Triste mañana,
parecía otoño de mortecino sol.
Te limpié tus ojitos azabache
y una lágrima febril me estremeció.
Te has ido lleno de canciones y cariño,
y nos dejas doloridos y maltrechos por tu ausencia.
¡Nos has dado tanto!
Desde el principio, cumpliste una entrañable función:
hacernos felices.
Nunca te olvidaremos.
Noemí.
mi mano con tu frío hocico, escuchado tu poema favorito en redondillas
llenas de dulzura y alegría.
Triste mañana,
parecía otoño de mortecino sol.
Te limpié tus ojitos azabache
y una lágrima febril me estremeció.
Te has ido lleno de canciones y cariño,
y nos dejas doloridos y maltrechos por tu ausencia.
¡Nos has dado tanto!
Desde el principio, cumpliste una entrañable función:
hacernos felices.
Nunca te olvidaremos.
Noemí.