Sin mujer, sin amigos, sin dinero,
loco por una loca bailarina,
me encontraba yo anoche en una esquina
que se dobla y conduce al matadero.
Se reflejó una luz en el letrero
de la calle, testigo de mi ruina,
y de un coche surgió una gabardina
y los ojos de un tipo con sombrero.
Se acercaba, venía a hablar conmigo.
Mi aburrido dolor le interesaba.
Con tal de que no fuese un policía...
«Somos el sueño de una sombra, amigo»,
me dijo. y era bogart, y me amaba;
y era Paco Arellano, y me quería.
De La caja de plata (Luis Alberto de Cuenca)
loco por una loca bailarina,
me encontraba yo anoche en una esquina
que se dobla y conduce al matadero.
Se reflejó una luz en el letrero
de la calle, testigo de mi ruina,
y de un coche surgió una gabardina
y los ojos de un tipo con sombrero.
Se acercaba, venía a hablar conmigo.
Mi aburrido dolor le interesaba.
Con tal de que no fuese un policía...
«Somos el sueño de una sombra, amigo»,
me dijo. y era bogart, y me amaba;
y era Paco Arellano, y me quería.
De La caja de plata (Luis Alberto de Cuenca)