No quiero irme,
mas si me voy, qué sea en primavera;
entre cantos de jilgueros y gorriones
y admirando los chopos en la acequia.
No llorará el jardín
porque me brindará sus nuevas azucenas.
Ni tampoco el camino
que encamina mis pasos a la dehesa.
Ni los libros que tanto acaricié
allí en la vieja escuela.
No quiero irme,
sin sentir los aromas de las rosas y camelias,
sin sentir los tomillos y romeros
tan cerca de lavandas y caléndulas.
Pero me iré, y aquellos que me amaron
se quedarán leyendo mis poemas.
Pero me iré, recordando mi calle con mi casa,
los efluvios de cartas y maderas,
los recuerdos de todas las canciones
cantadas por mi abuela.
Y los blancos crisantemos de mi huerto
de otoño la cosecha.
Pero me iré como nos vamos todos
y dejaré mi huella...
Noemí.
Esta Silva arromanzada la leeré esta tarde.
La hice al estilo de J. R Jiménez de su "Viaje definitivo"
mas si me voy, qué sea en primavera;
entre cantos de jilgueros y gorriones
y admirando los chopos en la acequia.
No llorará el jardín
porque me brindará sus nuevas azucenas.
Ni tampoco el camino
que encamina mis pasos a la dehesa.
Ni los libros que tanto acaricié
allí en la vieja escuela.
No quiero irme,
sin sentir los aromas de las rosas y camelias,
sin sentir los tomillos y romeros
tan cerca de lavandas y caléndulas.
Pero me iré, y aquellos que me amaron
se quedarán leyendo mis poemas.
Pero me iré, recordando mi calle con mi casa,
los efluvios de cartas y maderas,
los recuerdos de todas las canciones
cantadas por mi abuela.
Y los blancos crisantemos de mi huerto
de otoño la cosecha.
Pero me iré como nos vamos todos
y dejaré mi huella...
Noemí.
Esta Silva arromanzada la leeré esta tarde.
La hice al estilo de J. R Jiménez de su "Viaje definitivo"