Donde nace el infinito,
has dejado tu sombra para ocultar los principios,
cientos de pájaros y uno,
tallan este espacio sin descanso bajo miradas ajenas,
la madera no sirve para definir la obra maestra.
Hay necesidad de huir, de tapar los ojos con alquitrán,
dejar a las aves que corten
con alas afiladas mil cruces y una,
abrazar con antojo la nada que desmesurada crece y ahoga,
besar la barba, pañuelo de seda que acaricia piel triste,
y terminar todo en tu garganta,
infinito que tartamudea y rompe en cada cuento.
Hay una carretera que necesita urgentemente un dibujo,
me pongo de rodillas, tu espalda mi soporte,
con puntos y líneas, voy limpiando los miedos,
dejando descansar un rato a las aves.
Mariana Feride Moisoiu
El oído del viento.
has dejado tu sombra para ocultar los principios,
cientos de pájaros y uno,
tallan este espacio sin descanso bajo miradas ajenas,
la madera no sirve para definir la obra maestra.
Hay necesidad de huir, de tapar los ojos con alquitrán,
dejar a las aves que corten
con alas afiladas mil cruces y una,
abrazar con antojo la nada que desmesurada crece y ahoga,
besar la barba, pañuelo de seda que acaricia piel triste,
y terminar todo en tu garganta,
infinito que tartamudea y rompe en cada cuento.
Hay una carretera que necesita urgentemente un dibujo,
me pongo de rodillas, tu espalda mi soporte,
con puntos y líneas, voy limpiando los miedos,
dejando descansar un rato a las aves.
Mariana Feride Moisoiu
El oído del viento.