La rosa enamoraba aquel paraje
envidia de colores y belleza,
espejo del amor; con sutileza
creación del pintor de aquel paisaje.
Sobrevivió rigores de estïaje
queriendo malograr tanta pureza;
mas la rosa, de roca su dureza,
de su vida dejaba gran bagaje.
Llora el pintor que la inmortalizó,
al llegar el otoño traicionero,
al despedirse por decirle adiós.
Llora el amor que el talle acarició
con destreza de artista lisonjero,
el sol en el ocaso, incluso Dios.
Noemí
envidia de colores y belleza,
espejo del amor; con sutileza
creación del pintor de aquel paisaje.
Sobrevivió rigores de estïaje
queriendo malograr tanta pureza;
mas la rosa, de roca su dureza,
de su vida dejaba gran bagaje.
Llora el pintor que la inmortalizó,
al llegar el otoño traicionero,
al despedirse por decirle adiós.
Llora el amor que el talle acarició
con destreza de artista lisonjero,
el sol en el ocaso, incluso Dios.
Noemí
No había visto el poema. Plas... al cubo.