Otro día como este y me despido de este mundo, porque en esos momentos, mi estado de ánimo estaba hundido en más absoluto fangal. Tan solo hacía unas horas, que saltaba de alegría, repartía besos y abrazos delante de esa pantalla gigante al ladito de Neptuno, ¡Qué ambiente! Atleti, Atleti, bufandas en alto, coreando el ¡campeones, campeones!, y en el último suspiro, todo se fue al traste, y ahora, ya cansado de llorar, entré el Levante con mi camiseta bajo el brazo y en el puño el corazón.
Camarero, por favor, quisiera una copa para olvidarme de la otra, y después me tomaré otra, a la salud de mi Atleti, que aunque ahora me vea sufrir, hace un momento me tuvo en la gloria.
En el otro extremo de la barra, había un grupo de forofos todo lo contrario a mi, ellos eran los que ahora estaban en la gloria.
¡Camarero! quiero invitar una ronda al grupo campeón, y si me permite, voy a echar una moneda a esta vieja gramola, y que suene el himno del Madrid.
Camarero, por favor, quisiera una copa para olvidarme de la otra, y después me tomaré otra, a la salud de mi Atleti, que aunque ahora me vea sufrir, hace un momento me tuvo en la gloria.
En el otro extremo de la barra, había un grupo de forofos todo lo contrario a mi, ellos eran los que ahora estaban en la gloria.
¡Camarero! quiero invitar una ronda al grupo campeón, y si me permite, voy a echar una moneda a esta vieja gramola, y que suene el himno del Madrid.