Teobaldo.
Ya sabía yo que tranquilo
no iba a estar mucho tiempo
por culpa de las mujeres
y de algún otro elemento
que tiene la lengua larga,
y más fina que una daga.
Decirle a mi tía, borracha
cuando él se pone ciego
vestido de nazareno
que pierde hasta el salero,
si el vino de la cosecha
se lo da a fray Lorenzo
para la celebración
y el que sobra, Capuleto
se lo zumba a mogollón.
Y luego, cosa curiosa,
si serán buenos amigos
que reparten las mujeres
a su libre albedrío,
que si a ti te toca ésa,
que la otra para mí,
esto no parece serio
voy a tramar un ardid
para joderle el invento.
Ya sabía yo que tranquilo
no iba a estar mucho tiempo
por culpa de las mujeres
y de algún otro elemento
que tiene la lengua larga,
y más fina que una daga.
Decirle a mi tía, borracha
cuando él se pone ciego
vestido de nazareno
que pierde hasta el salero,
si el vino de la cosecha
se lo da a fray Lorenzo
para la celebración
y el que sobra, Capuleto
se lo zumba a mogollón.
Y luego, cosa curiosa,
si serán buenos amigos
que reparten las mujeres
a su libre albedrío,
que si a ti te toca ésa,
que la otra para mí,
esto no parece serio
voy a tramar un ardid
para joderle el invento.