Ya estamos divagando, concediendo, perdonando, y hasta justificando. Todo es miedo, miedo a ETA, miedo a que maten, miedo a que extorsionen, y el miedo no puede justificar que existan entre nosotros personas que defienden su individualidad y su independencia con métodos antidemocráticos, con la violencia y hasta con las bombas. Se dice dejèmoslos porque si se extralimitan siempre habrá tiempo. Que error más grande, o sea que les dejan entrar, unos jueces que, (solo uno era juez), estaban por debajo de otros que se lo habían prohibido. Entran y en seguida colocan a su amigos etarras en las instituciones, quitan la bandera de España, y el retrato del Rey, impiden a los escoltas de sus compañeros concejales, de otros partidos, entrar en los plenos, insultan, amenazan, y hay que esperar. ¿A qué, a que cojan de nuevo las pistolas?. Es el Gobierno quien debía haberlos sacado ya de las instituciones y si esto es una democracia, que todo el mundo cumpla las leyes y la constitución, el que así no lo haga debe estar fuera de la ley, si alguien aquí tiene que sentir miedo son precisamente esos que no cumplen con ella. Y así es como todos tendríamos la misma libertad, esa que nos permiten nuestras leyes, que para eso las votamos, y es nuestro deber, el de todos, el cumplirlas.
Yo no veo ni divagaciones, ni concesiones, ni perdones ni justificaciones en este caso. Aquí todo se dice con plena seguridad en que la justicia actuará a la mínima de cambio, pero sabiendo que quien algo quiere algo le cuesta y es lógico y normal mostrar algún gesto para ver si esta barbarie del terrorismo se acaba de una vez y esperar que estos acepten el reto y opten por la vía democrática algo que después de muchos años situados a un lado de la ley, puede serles dificil pero no imposible. Esa es la magnanimidad y dar un paso importante en aras que esos ochocientos y pico muertos no lleguen a los mil.
Dices lo de los escoltas, bueno los que de alguna manera vivimos de cerca este asunto podemos asegurar que ya la situación no es tan radical como al principio y algo se ha avanzado en este sentido, no hay más que leer la prensa. Lo de cuadros y banderas, son símbolos que supongo volverán antes o después. Usted sabe que un gato callejero, cuando ve a un humano se esconde o huye, pero si se ve acorralado y sin salida ataca a su potencial enemigo aunque este sea cien veces mayor. Por tanto no acorralemos a estos diciendo que queremos la paz pero a cambio no ofrezcamos ninguna salida porque entonces el peligro puede ser incalculable.
Desgraciadamente suele haber muchos "valientes" que desde el anonimato o la distancia predican violencia para acabar con la violencia con lo cual la espiral se vuelve insoportable. Esos mismos que nunca dan la cara, nunca han estado en el País Vasco y no ahora sino en los momentos más agudos, nunca han sentido ni sentirán que alguien, quizá su mejor amigo o un vecino, les señale con el dedo y otro venga a darle el matarile, porque si lo hubieran vivido, o lo hubieran sentido, no hablarían tan a la ligera como suelen hacerlo y sin pesar lo que conlleva. A alguno de esos "valientes" le he invitado yo a que se acerque allí pero cual cobarde cagón ha rechazado la propuesta porque solo son "valientes de boquilla".
No nos descuidemos en la vigilancia de la ley pero cuando menos concedamos una esperanza a la paz.
Saludos comuneros
Dices lo de los escoltas, bueno los que de alguna manera vivimos de cerca este asunto podemos asegurar que ya la situación no es tan radical como al principio y algo se ha avanzado en este sentido, no hay más que leer la prensa. Lo de cuadros y banderas, son símbolos que supongo volverán antes o después. Usted sabe que un gato callejero, cuando ve a un humano se esconde o huye, pero si se ve acorralado y sin salida ataca a su potencial enemigo aunque este sea cien veces mayor. Por tanto no acorralemos a estos diciendo que queremos la paz pero a cambio no ofrezcamos ninguna salida porque entonces el peligro puede ser incalculable.
Desgraciadamente suele haber muchos "valientes" que desde el anonimato o la distancia predican violencia para acabar con la violencia con lo cual la espiral se vuelve insoportable. Esos mismos que nunca dan la cara, nunca han estado en el País Vasco y no ahora sino en los momentos más agudos, nunca han sentido ni sentirán que alguien, quizá su mejor amigo o un vecino, les señale con el dedo y otro venga a darle el matarile, porque si lo hubieran vivido, o lo hubieran sentido, no hablarían tan a la ligera como suelen hacerlo y sin pesar lo que conlleva. A alguno de esos "valientes" le he invitado yo a que se acerque allí pero cual cobarde cagón ha rechazado la propuesta porque solo son "valientes de boquilla".
No nos descuidemos en la vigilancia de la ley pero cuando menos concedamos una esperanza a la paz.
Saludos comuneros