Nada es casual.
Si
España rinde tributo a los
toros, al vino y a las
mujeres hermosas,
Francia siente verdadera admiración por el gallo. Que al fin y al cabo hay dos formas muy diferentes de tocar los huevos. Una, como lo hace el toro
español, con los cuernos, en caliente, y directo al objetivo, y otra, como lo hace el gallo galo, por accidente, cacareando, y dando vueltas al corral con el pecho henchido.