IV. San Pío V y la bula De Salute Gregi Dominici
Ante el aumento del entusiasmo popular por el toreo, en 1567 san Pío V promulga la bula De Salute Gregi Dominici, que condena tajantemente los festejos taurinos. El objeto era abolirlos y privar de sepultura cristiana a quien encontrara la muerte enfrentándose a un toro.
El texto de la bula papal no dejaba lugar a dudas:
1-En numerosas villas y otros lugares, se organizan constantemente espectáculos privados o públicos que consisten en correr toros u otros animales salvajes, al objeto de hacer gala de fuerza y audacia. Dichas corridas ocasionan frecuentemente accidentes mortales y mutiliaciones, y son un peligro para las almas.
2- Por Nuestra parte, considerando que tales espectáculos en los que toros u otras bestias salvajes se lidian en un circo o una plaza pública son contrarios a la piedad y la caridad cristiana, y deseosos de abolir tan sangrientos y vergonzosos espectáculos, propios de demonios y no de hombres, así como de garantizar con la asistencia divina y en la medida de lo posible la salvación de las almas a todos los príncipes cristianos, sea cual sea su dignidad, eclesiástica, profana, imperial o real, e independientemente de su título y de la república a que pertenezcan, en virtud de la presente Constitución valida por siempre jamás prohibimos bajo pena de excomunión y anatema ipso facto, que tengan lugar espectáculos de tal género en que se cazan toros y otras fieras en sus provincias, ciudades, tierras y castillos. Igualmente, prohibimos a los soldados y otras personas rivalizar a pie o a caballo en tales espectáculos con toros y fieras.
3- Si alguno muere de tal manera, séale negada la sepultura eclesiástica.
4- Asimismo, prohibimos bajo pena de excomunión a los miembros del clero, sea regular o secular, beneficiados eclesiásticos y miembros de Órdenes sagradas asistir a los mencionados espectáculos.
saludos.
Ante el aumento del entusiasmo popular por el toreo, en 1567 san Pío V promulga la bula De Salute Gregi Dominici, que condena tajantemente los festejos taurinos. El objeto era abolirlos y privar de sepultura cristiana a quien encontrara la muerte enfrentándose a un toro.
El texto de la bula papal no dejaba lugar a dudas:
1-En numerosas villas y otros lugares, se organizan constantemente espectáculos privados o públicos que consisten en correr toros u otros animales salvajes, al objeto de hacer gala de fuerza y audacia. Dichas corridas ocasionan frecuentemente accidentes mortales y mutiliaciones, y son un peligro para las almas.
2- Por Nuestra parte, considerando que tales espectáculos en los que toros u otras bestias salvajes se lidian en un circo o una plaza pública son contrarios a la piedad y la caridad cristiana, y deseosos de abolir tan sangrientos y vergonzosos espectáculos, propios de demonios y no de hombres, así como de garantizar con la asistencia divina y en la medida de lo posible la salvación de las almas a todos los príncipes cristianos, sea cual sea su dignidad, eclesiástica, profana, imperial o real, e independientemente de su título y de la república a que pertenezcan, en virtud de la presente Constitución valida por siempre jamás prohibimos bajo pena de excomunión y anatema ipso facto, que tengan lugar espectáculos de tal género en que se cazan toros y otras fieras en sus provincias, ciudades, tierras y castillos. Igualmente, prohibimos a los soldados y otras personas rivalizar a pie o a caballo en tales espectáculos con toros y fieras.
3- Si alguno muere de tal manera, séale negada la sepultura eclesiástica.
4- Asimismo, prohibimos bajo pena de excomunión a los miembros del clero, sea regular o secular, beneficiados eclesiásticos y miembros de Órdenes sagradas asistir a los mencionados espectáculos.
saludos.