O sea que los matemos a millones, día a día, para comérnoslos o para que no nos molesten como las moscas, los chinches, los mosquitos, pero que no lo mostremos
que no se vea, así defendemos muy bien y respetamos a todos los animales que conviven con nosotros en la naturaleza. Pero los toros de lidia esos que se crían con tanto esmero, esos que se tratan y se alimenta medicamente para que sean más fieros, más fuertes, para que tal vez al defenderse sientan, si es que sienten, cierta valentía y seguridad en su lucha. Lo que está claro es que el pollo que el carnicero le corta la cabeza, sin avisarle, no tiene, si siente, e
defensa alguna. Tengamos en cuenta, además que toros muertos en la plaza, en España, cada año, poniendo que haya 1000 festejos taurinos al año, que ya es mucho, serían 6000 toros sacrificado. Si además tenemos en cuenta que es una tradición de siglos, un espectáculo artístico de belleza plástica y colorido, inigualable, que divierte, y mucho a los aficionados, que genera muchos puestos de trabajo y que encima esa carne sirve después para alimentar a los humanos, igual que la de los pollos, no creo que sea tan grave amar la fiesta de los toros, defender su continuidad y salvarla ahora que hay quien quiere que desaparezca.
que no se vea, así defendemos muy bien y respetamos a todos los animales que conviven con nosotros en la naturaleza. Pero los toros de lidia esos que se crían con tanto esmero, esos que se tratan y se alimenta medicamente para que sean más fieros, más fuertes, para que tal vez al defenderse sientan, si es que sienten, cierta valentía y seguridad en su lucha. Lo que está claro es que el pollo que el carnicero le corta la cabeza, sin avisarle, no tiene, si siente, e
defensa alguna. Tengamos en cuenta, además que toros muertos en la plaza, en España, cada año, poniendo que haya 1000 festejos taurinos al año, que ya es mucho, serían 6000 toros sacrificado. Si además tenemos en cuenta que es una tradición de siglos, un espectáculo artístico de belleza plástica y colorido, inigualable, que divierte, y mucho a los aficionados, que genera muchos puestos de trabajo y que encima esa carne sirve después para alimentar a los humanos, igual que la de los pollos, no creo que sea tan grave amar la fiesta de los toros, defender su continuidad y salvarla ahora que hay quien quiere que desaparezca.