Una tradición sangrienta y repugnante que estaba prohibida hasta que en 1999 la Junta de Castilla y León, mostrando un alto grado de ideas progresistas, ilustradas y avanzadas acordes con la superación de costumbres del pasado de índole salvaje, legitimó de nuevo este brutal crimen; ayer prohibido y hoy legal de nuevo gracias a la decisión de unos gobernantes a los que no se les cae la cara de vergüenza cuando aseguran ser acérrimos defensores de la libertad, el derecho, la justicia y la igualdad.
saludos
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