Hoy he leído esto que transcribo a continuación “Se dice que de España nos vienen muchas cosas malas y tal vez sea cierto: Los españoles no solo trajeron a Colombia la infame creencia en las doctrinas de la Iglesia Católica, también trajeron toreo y afición por el licor. Sin embargo, en todo esto, la culpa no es de los españoles, si no de quienes dejándose llevar por la tradición han propiciado este tipo de prácticas de mal gusto y las ensalzan como si de arte se tratase.
Por estos días ha causado gran revuelo en los medios de comunicación colombianos afectos al poder, como la Revista Semana y el diario El Tiempo, la supuesta “hazaña” de un tal Pablo Hermoso de Mendoza quien “cortó 4 orejas y un rabo” en la Plaza de Toros La Santa María. (Valga decir que si por la Santa María fuera, la virgen, ya esa práctica del toreo se habría acabado hace rato, pues la Iglesia Católica desde época Pablo VI condena la tauromaquia)
Esta noticia no tendría mayor importancia para nosotros si no fuera por el hecho, acostumbrado ya, de que en estas “fiestas” se encuentra la gente de peor calaña de Colombia, quienes trágicamente se autodenominan “la élite cultural y social del país”. Esto nos muestra que quienes son referencia de “éxito” en la sociedad colombiana están vendiendo la idea de que maltratar a un animal no es algo cruel y que la burla existencial ad portas de la muerte es algo aceptable. Ojalá que cuando se estén muriendo, los que asisten a estas corridas, no vean si no la burla de su prójimo de la misma forma en que ellos, con su presencia en la plaza, se burlaron de los toros.
Yo no entiendo que se puede corear en la plaza, qué puede traer felicidad mientras un animal anda corriendo cansado sobre la arena. ¿Somos tan burdos que necesitamos ver a un animal sufrir para sentirnos felices? Una pregunta interesante. Ojalá que la respuesta nos de luz sobre aquello en lo que consiste nuestra felicidad y sobre lo innecesario de maltratar animales para sentirnos felices.”
Por estos días ha causado gran revuelo en los medios de comunicación colombianos afectos al poder, como la Revista Semana y el diario El Tiempo, la supuesta “hazaña” de un tal Pablo Hermoso de Mendoza quien “cortó 4 orejas y un rabo” en la Plaza de Toros La Santa María. (Valga decir que si por la Santa María fuera, la virgen, ya esa práctica del toreo se habría acabado hace rato, pues la Iglesia Católica desde época Pablo VI condena la tauromaquia)
Esta noticia no tendría mayor importancia para nosotros si no fuera por el hecho, acostumbrado ya, de que en estas “fiestas” se encuentra la gente de peor calaña de Colombia, quienes trágicamente se autodenominan “la élite cultural y social del país”. Esto nos muestra que quienes son referencia de “éxito” en la sociedad colombiana están vendiendo la idea de que maltratar a un animal no es algo cruel y que la burla existencial ad portas de la muerte es algo aceptable. Ojalá que cuando se estén muriendo, los que asisten a estas corridas, no vean si no la burla de su prójimo de la misma forma en que ellos, con su presencia en la plaza, se burlaron de los toros.
Yo no entiendo que se puede corear en la plaza, qué puede traer felicidad mientras un animal anda corriendo cansado sobre la arena. ¿Somos tan burdos que necesitamos ver a un animal sufrir para sentirnos felices? Una pregunta interesante. Ojalá que la respuesta nos de luz sobre aquello en lo que consiste nuestra felicidad y sobre lo innecesario de maltratar animales para sentirnos felices.”