Las bodas en Fuensanta (Jaén) en los años 1950 eran de lo más original que te puedes imaginar, eran acontecimientos en los que todo el pueblo participaba con un donativo de tipo monetario pero no recibía a cambio, en ese momento, más que un cigarrillo que le entregaba el padrino o el padre del novio o de la novia. El banquete era estrictamente familiar y se celebraba en casa de los padres del novio o de la novia, según el caso, y en ocasiones podía durar mas de un día.
La parafernalia de una boda era la siguiente:
Los padres invitaban a todo el pueblo y el día de la ceremonia los invitados acudían a la casa de los padres del novio o de la novia, según el compromiso amistoso o familiar que hubiese con ellos, y allí los recibían y les iban entregando un cigarrillo como símbolo de amistad y de gratitud. Después los padres e invitados del novio se dirigían andando hasta la casa de la novia e iban a recogerla con sus correspondientes invitados. Ya todos juntos se dirigían a la Iglesia donde tendría lugar el acto religioso.
Una vez terminado este todo el cortejo se dirigía a un bar donde la pareja a la entrada ponían una bandeja y, allí de pie, recibían uno por uno a todos los invitados. Cuando pasaba cada uno llevaba en la mano, bien visible, el billete o billetes que iba a dejar en la bandeja a la vez que decía:” Por el novio o por la novia, que seáis felices”, y a continuación se iba para su casa. Lo que se pretendía con esto es que los padres tomasen buena nota de cual era el invitado que había asistido por él, o por el otro padre, a la vez que visualizara la cantidad entregada para cuando él tuviera que devolverla después.
Esto que para los que no sean fuensanteños puede resultar ridículo y hasta vergonzoso tiene una explicación muy fácil y muy convincente. Los novios reciben una ayuda económica de todo el pueblo y a cambio los invitados recibían el compromiso de todo el pueblo, también, para cuando sus hijos se casaran porque entonces ellos recibirían el mismo trato. Y nadie se sentía ni avergonzado. ni ridículo, porque ese dinero que los novios recogían sus padres lo habían ido entregando, o lo entregarían, a otras parejas que contrajeran matrimonio en el pueblo.
Esto logicamente ya pasó porque ahora cada boda tiene su banquete, los invitados son agasajados junto con las familias de los contrayentes, y el regalo se entrega en un sobre para que nadie pueda ver la cuantía, son otros tiempos, otras aptitudes y otras formas pero aquello era auténtico, aquello era humano, aquello era honesto, aquello era justo y sobre todo era nuestro, era de Fuensanta y a mi eso me mola cantidad.
La parafernalia de una boda era la siguiente:
Los padres invitaban a todo el pueblo y el día de la ceremonia los invitados acudían a la casa de los padres del novio o de la novia, según el compromiso amistoso o familiar que hubiese con ellos, y allí los recibían y les iban entregando un cigarrillo como símbolo de amistad y de gratitud. Después los padres e invitados del novio se dirigían andando hasta la casa de la novia e iban a recogerla con sus correspondientes invitados. Ya todos juntos se dirigían a la Iglesia donde tendría lugar el acto religioso.
Una vez terminado este todo el cortejo se dirigía a un bar donde la pareja a la entrada ponían una bandeja y, allí de pie, recibían uno por uno a todos los invitados. Cuando pasaba cada uno llevaba en la mano, bien visible, el billete o billetes que iba a dejar en la bandeja a la vez que decía:” Por el novio o por la novia, que seáis felices”, y a continuación se iba para su casa. Lo que se pretendía con esto es que los padres tomasen buena nota de cual era el invitado que había asistido por él, o por el otro padre, a la vez que visualizara la cantidad entregada para cuando él tuviera que devolverla después.
Esto que para los que no sean fuensanteños puede resultar ridículo y hasta vergonzoso tiene una explicación muy fácil y muy convincente. Los novios reciben una ayuda económica de todo el pueblo y a cambio los invitados recibían el compromiso de todo el pueblo, también, para cuando sus hijos se casaran porque entonces ellos recibirían el mismo trato. Y nadie se sentía ni avergonzado. ni ridículo, porque ese dinero que los novios recogían sus padres lo habían ido entregando, o lo entregarían, a otras parejas que contrajeran matrimonio en el pueblo.
Esto logicamente ya pasó porque ahora cada boda tiene su banquete, los invitados son agasajados junto con las familias de los contrayentes, y el regalo se entrega en un sobre para que nadie pueda ver la cuantía, son otros tiempos, otras aptitudes y otras formas pero aquello era auténtico, aquello era humano, aquello era honesto, aquello era justo y sobre todo era nuestro, era de Fuensanta y a mi eso me mola cantidad.